
La mayoria de mis vacaciones de Semana Santa las pase con Mis Queridas Tias alla por Ensenada, entre Maneadero y el Ejido Chapultepec. Dos semanas llenas de clima fresco y briza de mar del Estero Beach, de la Bufadora y las tortillas de harina de Mi Tia Ventura.
Pero al final de las dos semanas, ya extranabamos nuestro querido Mexicali y su caloron. Ya estabamos que nos picaba todo por marcharnos. Recuerdo la emocion de subirnos al autobus y emprender el retorno, las primeras horas se pasaban rapido, el paisaje era agradable y luego nos aferrabamos con las unas a nuestros asientos mientras recorriamos la peligrosa Rumorosa de aquellos anos, no exisitia aun la carretera de cuota ni le habian cortado el pedazo a la famosa "Herradura", mi corazon palpitaba tan fuerte que en mas de una ocasion pense que me reventaria.
Despues de pasar el recorrido mas dificil se visualizaba la Recta Final, el ultimo tramo de carretera que nos separaba de nuestro hogar. Este era el trayecto mas largo, tedioso, aburrido, eterno y desesperante, el asiento me picaba, ya no encontraba mi lugar, sabia que al final de ese camino largo y desertico me esperaba todo aquello que era y sigue siendo importante en Mi Vida. Un trayecto que siempre se me hacia eterno por lo desolado del paisaje.
En estos momentos de nuestras vidas tambien estamos en La Recta Final, ya pasamos los paisajes bellos y los sube y bajas con sus precipicios. Solo nos separa este trayecto, el mas desalentador y solitario y al igual que en mis anos de infancia siento la misma "picazon", ya no encuentro mi lugar y la espera se me hace interminable.